En un pueblo, gobernaba un hombre famoso por sus abusos de autoridad y su desprecio hacia las clases más humildes. Con frecuencia hacía fiestas a las cuales invitaba sólo a la gente más acaudalada de la localidad, gente como él, indiferente a las necesidades de los pobres. Un día llegó al pueblo el señor Freyman, un empresario muy rico, quien pensaba instalar una gran industria en el lugar, lo cual significaría un gran progreso y fuentes de trabajo para los lugareños. El mismo gobernador fué a recibir al empresario, le ofreció su casa y lo acompañó a ver el terreno. Esa noche, ofreció una fiesta en su honor, en donde, como siempre se reuniría la crema y nata del pueblo. Estaban en medio del banquete, cuando a un mozo se le cayó una bandeja con vasos, haciéndose trizas en el suelo, justo enfrente del gobernador y su invitado. ¡Pero que no te fijas imbécil?- le gritó el gobernador al muchacho, quien muy asustado procedió a recoger los vidrios. El hombre no cesó de insultarlo, has...